El tema de tapa del boletín digital ANUNCIAR Informa de julio de 2024 está profundamente relacionado con el orden en la creación. Este concepto se originó el pasado domingo 16 de junio, durante la misa en la que participe en la parroquia San Pedro en La Felguera, en la ciudad de Langreo, en el Principado de Asturias, España. En plena homilía, el sacerdote comentó el evangelio de Marcos 4, 26-34, compuesto por dos breves parábolas: la de la semilla que germina y crece por sí misma, y la del grano de mostaza.
A través de estas imágenes rurales, Jesús nos ilustra la eficacia de la palabra de Dios y las demandas de su Reino, resaltando las razones de nuestra esperanza y esfuerzo en la historia. En la primera parábola, se destaca cómo la semilla plantada en la tierra crece por sí sola, ya sea que el campesino esté dormido o despierto. Confía en la potencia interna de la semilla y la fertilidad del suelo, y sobre todo en el orden que existe en la Creación.
El sacerdote relacionó esto con cómo la creación se desarrolla independientemente, sin necesidad de supervisión. Nos invitó, como comunidad, a reflexionar sobre la inmensidad del mar. Yo, viviendo en Asturias, pensé en el cercano mar Cantábrico en la ciudad de Gijón, o en la grandeza de la naturaleza vista desde una montaña. Realmente, nuestro Dios es grande.
La naturaleza muestra un orden establecido, ya sea por la divinidad o la mecánica de las cosas. Louis I. Kahn, un maestro de la arquitectura, decía: «El orden es diseñar, es dar forma. La forma emerge de un sistema de construcción. El crecimiento es una construcción. Hacer las cosas en orden es una fuerza creativa. Diseñar es el medio dónde, con qué, cuándo, cómo.»
No hay una inteligencia artificial controlando el amanecer o el ocaso, ni el giro de la Tierra alrededor del sol. No pretendo, solo, llevarlos a la presencia de Dios, el gran arquitecto que ha diseñado todo. Solo les pido que se detengan un momento para apreciar lo maravilloso de la creación.
En la esplendidez de la creación y su libre funcionamiento, el ser humano aparece como administrador del mundo creado. Sin embargo, algunos olvidan su papel en su afán de control y creen que pueden hacer lo que quieran con ese poder. Sin querer profundizar en temas controvertidos como la política, observo cómo algunos intentan controlar esa libertad creativa para sus propios fines.
En España, el presidente Pedro Sánchez me recuerda a la ex presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner. Ambos imponen una especie de dictadura disfrazada de democracia. Sánchez intenta controlar las instituciones contra sus oponentes políticos, reescribir la historia, llenar las instituciones de comisarios políticos y modificar el Código Penal. Esto, dicen los que saben, que está llevando a España hacia una dictadura. Cristina hizo lo mismo en Argentina: durante 20 años, los Kirchner vaciaron la nación, actuando con impunidad y eliminando a quienes se les oponían. Esta situación, entre otras que no voy a detallar para no cansarlos, me obligó a dejar mi país, mi hogar, y parte de mi familia para establecerme en España con mi esposa y mi hija.
A veces pienso que pareciera que hay una máquina que fabrica políticos de esta calaña: Cristina Fernández, Pedro Sánchez, entre otros más, todos con el único fin de destruir un país, arruinar vidas y beneficiar a unos pocos. Hablan con falsa integridad y autoridad moral, convencidos de que actúan correctamente. Tienen una oratoria que convence a muchos a seguirlos ciegamente.
Los que me conocen saben que el tema sobrenatural me interesa mucho y humildemente conozco el mundo del ocultismo, el esoterismo y la demonología: a ver no piensen que creo que ellos sean el mal personalizado, pero, pero, pero, he analizado a estos oscuros personajes, especialmente en su oratoria. No hablo con autoridad, pero se del tema, ya que me he capacitado en esta área. Sánchez es bastante obstinado y plano, pero Cristina es digna de análisis: tiene la capacidad de conectar con la audiencia, transmitir el mensaje, carisma, habilidad para improvisar y preparación, pero carece de «escucha activa», fundamental en oratoria. Sus seguidores no escuchan, no entienden y no razonan, solo ven a través de los ojos de su líder carismático. He perdido muchos amigos que no ven la realidad desde mi perspectiva y creen que estos líderes vinieron a salvar Argentina.
A diferencia del orden y equilibrio de la mecánica celeste, estos políticos son como engranajes defectuosos que desestabilizan el sistema para su beneficio, usando a las personas y sectores para sus propios fines.
Si existiera una cura para erradicarlos, como en las películas apocalípticas, pienso en «Soy Leyenda» con Will Smith. Administrarles una vacuna para convertirlos en personas decentes y honestas, que piensen en todos, que trabajen unidos, dejando a un lado diferencias políticas y doctrinales, y luchen por un país y una sociedad mejores. Así podríamos restaurar el orden natural de las cosas, lejos de la dictadura disfrazada de igualdad y derechos que ellos promueven.
Cuando logremos esto, veremos el amanecer desde otra perspectiva, libre de dictadores y enfermos de poder. Estos líderes: Sánchez y Cristina, sufren del síndrome de Hubris, una forma de narcisismo que afecta a muchos políticos, con inclinación a la grandiosidad y aspiraciones mesiánicas, incapaces de escuchar.
Así son Cristina y Sánchez. La primera logró dividir a Argentina en dos, creando una grieta mayor que la falla de San Andrés, del estado de California, en Estados Unidos. Estos personajes han arruinado los sueños y proyectos de generaciones, tanto presentes, como futuras, privándolas de ver el verdadero orden que permite a todos vivir libres y para cumplir sus sueños con esperanza.
Cierro, volviendo al evangelio de Marcos 4, 26-34, donde nos recuerda que es Dios quien hace crecer su Reino. Por eso rezamos tanto «Que venga tu Reino». El hombre es su humilde colaborador, que contempla y se regocija en la acción creadora divina y espera pacientemente en los frutos.
Alfredo Musante
Para ANUNCIAR Informa (AI)
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